13 diciembre 2006

Sexo y Embarazo - Parte II

Aqui, otro enfoque sobre el mismo tema.
Nótese el cambio, tanto en la forma de redacción, como en los conceptos éticos y morales vertidos.
Sin embargo, el mensaje final coincide: la sexualidad en el embarazo es buena, saludable y, si bien plantea desafíos nuevos y complejos, ayuda al fortalecimiento de la pareja en un período tan especial de la misma.

En el tiempo anterior a la concepción, los miembros de las parejas estables, por mutua decisión, ha planificado procrear un hijo, han tenido tiempo suficiente para disfrutar previamente el uno del otro y llegaron al acuerdo de concebir un niño o niña en cualquier momento de su vida en pareja. Se inician en un período de preparación para ese sueño y se entregan con mucho cariño a desarrollar esa empresa conjunta.
Cuando ocurre la fecundación, el óvulo recibe en su interior al espermatozoide y cierra el acceso a todos los demás espermatozoides que se le puedan acercar; es decir, se completa la selección y se inicia la multiplicación celular que dará origen a un nuevo ser humano. Ya no se necesitan más espermatozoides. es tiempo de la espera, que durará nueve meses, para poder estar a punto, salir del cuerpo materno y tener una vida independiente.
Durante el embarazo, tanto el padre como la madre de esa nueva criatura están en la feliz y excitante espera del producto de su siembra; por lo tanto las relaciones sexuales con fines procreativos ya no son una prioridad. Para este período, algunas parejas se abstienen de los coitos con eyaculación. Otras parejas cambian la cualidad de sus relaciones sexuales hacia el fortalecimiento de las caricias y las relaciones sexuales tiernas, que llevan a formas de satisfacción más prolongadas, de mutua entrega emocional.
En una pareja estable, la llegada de un embarazo ocurre en función de las expectativas de uno o de los dos esposos. Por lo tanto uno o ambos quieren continuar con la búsqueda de placer sexual, en la única forma en la cual lo conocen, y su disposición para hacer un cambio en su política de vida no necesariamente coincide con la del otro miembro de la familia.
En otras ocasiones, las relaciones sexuales pueden ser realizadas como una forma de desahogo de las tensiones acumuladas durante las jornadas de trabajo. En su mayoría, las mujeres son las receptoras de dichas emociones negativas; hay un desconocimiento de otras formas saludables de revitalización.
En estas condiciones, la disminución en la frecuencia de las relaciones sexuales, que se producen la mayoría de las parejas que cursan un embarazo, o el cambio en la calidad de los orgasmos son mal entendidos y se exige el mantenimiento de costumbres conocidas.
Además la sociedad presiona también por los comportamientos estereotipados que se reflejan en películas y revistas; aquellos comportamientos son fomentados por materiales pornográficos que llevan a pensar que la sexualidad tiene un solo ritmo (acelerado) durante toda la vida y una sola forma de satisfacción (genital) y que cada día vamos a ser evaluados en nuestro rendimiento de acuerdo a esos criterios.
Si esto cambia, porque la vida tiene múltiples dimensiones y la sexualidad se la puede expresar y disfrutar de muchas maneras, se produce una sensación de fracaso pues no se cumplen ciertas expectativas generalizadas.
Cada miembro de la pareja puede reflexionar sobre sus tiempos, sus deseos y darse nuevas oportunidades de conocer su sexualidad. Expresarla y llegar a acuerdos placenteros para los dos es un acto de conciencia durante el embarazo.

No hay comentarios.: