02 abril 2008

El cerebro de un padre

Todos saben o imaginan -si aún no lo vivieron- que el nacimiento de un hijo cambia a las personas . Pero, ¿qué sucede realmente en el cerebro del hombre cuando se convierte en padre?
Por el momento, un grupo de investigadores de la Universidad de Princeton , EE.UU, empezó a esbozar una respuesta a partir de un estudio con minúsculos monos llamados titís (Callithrix jacchus) que sugiere que ser padre podría alterar la materia gris. De hecho, encontraron que la estructura del cerebro es distinta en los titís que son papás en comparación con los que no lo son; al mismo tiempo que descubrieron que los cerebros de los primeros eran más receptivos a una hormona relacionada con la memoria y el aprendizaje. Esta es la primera vez que se trata de establecer una relación entre la crianza paterna y los cambios físicos y químicos en el cerebro de un primate. Los resultados fueron publicados en la edición de septiembre de la revista Nature Neuroscience .
Los titís son una especie de monos tropicales que viven en América Central y en Sudamérica (Colombia, Brasil, Perú y Paraguay). Son relativamente pequeños, tímidos y fáciles de domesticar. La mayoría de los titís están considerados como especies amenazadas, debido sobre todo a la destrucción de su hábitat. Viven en grupos que defienden su territorio, asustando intrusos con chillidos y persecuciones amenazadoras. Son muy importantes en la cooperación grupal, se les suele ver por parejas sentados o durmiendo. La hembra suele dar a luz una camada que oscila entre una y tres crías después de unos 5 meses de gestación. Normalmente los grupos familiares son integrados por una pareja y sus hijos, que a su vez se integran a grupos territoriales. La madre, es la que cría; sin embargo los padres cuidan con intensidad a sus crías pequeñas, cargándolas, protegiéndolas y alimentándolas.

"A diferencia de muchos otros mamíferos machos, los titís que son papás participan mucho en el cuidado de sus hijos", destacó Yevgenia Kozorovitskiy, estudiante de postgrado de neurociencia en Princeton y una de las autoras del trabajo junto a Maria Hughes, Kim Lee y Elizabeth Gould. I nvestigaciones anteriores sugieren que los padres titís cargan a sus crías el 70 por ciento del tiempo durante su primer mes de vida. "Además, la complejidad de sus cerebros los hace un buen modelo para examinar los procesos que podrían ocurrir en los humanos", apuntó Kozorovitskiy.

Según el estudio, titulado "Fatherhood affects dendritic spines and vasopressin V1a receptors in the primate prefrontal cortex", que comparó los cerebros de los papás primerizos y los titís que eran padres con experiencia con los cerebros de machos titís adultos que no eran padres, se observó que los que habían vivido la paternidad tenían una mayor densidad de "espinas" que se formaban en las dendritas, las microscópicas ramificaciones de las neuronas que están implicadas en la recepción de los estímulos. En otras palabras, quienes eran padres tenían una mayor densidad de conexiones en una región del cerebro conocida como la corteza prefrontal que juega un papel crucial en funciones cerebrales superiores como la cognición. Obviamente esta región está más evolucionada en humanos.
Pero esto no fue todo, los investigadores también encontraron que los cerebros de los titís papás tenían más receptores de una hormona, que en los humanos es crucial para el aprendizaje y la memoria, conocida como vasopresina, un neuropéptido, en esa región; la cual se piensa que participa en la conducta paterna y la formación de lazos sociales. Eso significa que sus cerebros podían procesar una mayor cantidad de esta sustancia química que los de los que no eran padres. Incluso, agregan los especialistas, había más de estos receptores en los padres cuyos bebés eran más jóvenes por lo que se sugiere que este cambio podría ser causado por el contacto con las crías .
Después de estudiar la estructura del cerebro de estos pequeños monos, los científicos divulgaron que como las hembras, los machos también experimentan cambios agudos en sus hormonas una vez que comienzan la paternidad. Aunque todavía no está claro cómo sucedieron esos cambios en los cerebros de los titís, por lo que hay que explorar la causa y el efecto; pero si se demostró que "la experiencia de ser papá altera dramáticamente regiones cerebrales que son importantes para la cognición", destacó Yevgenia Kozorovitskiy. Y concluyó que, hasta nuevas investigaciones, esto es "lo más cercano en relevancia en humanos que se puede obtener con un animal experimental".
Fuente: Mariana Nisebe en Clarín

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