Para muchas mujeres (y algunos varones), los nueves meses de gestación son sinónimo de una vida sexual por lo menos complicada. Asoman temores y la intimidad se complica.
El embarazo es un estado fisiológico que produce en la mujeres fuertes cambios físicos, psíquicos y emocionales. Es, también, una experiencia novedosa y desconocida en lo vivencial, cargada de mitos y creencias transmitidos por las mujeres dentro de cada cultura, a través de los miles de años que leva el desarrollo de la humanidad.
La sexualidad es una energía vital que nos acompaña a lo largo de toda nuestra vida y que, además de permitirnos la reproducción, nos da la posibilidad de buscar y disfrutar del placer. Pero, también, es una de las funciones con mayor vulnerabilidad. ¿Qué quiero decir? Que la sexualidad (en todo su sentido) es tan frágil e inestable como caminar con taco aguja sobre una cuerda a metros de altura. Por eso, cualquier circunstancia que agite nuestras vidas --sean fisiológicas (adolescencia , embarazo, puerperio, menopausia), físicas (enfermedades, operaciones, traumatismos) o emocionales (duelos, divorcios, mudanzas, problemas laborales) pueden repercutir en nuestra respuesta sexual. Y esto vale para ambos sexos.
Si lo vemos desde el punto de vista estrictamente biológico lo entenderemos mejor: Madre Natura provee los mecanismos necesarios para adaptar nuestra fisiología para preservar la vida, y si bien el sexo es vida, bajo circunstancias novedosas o de estrés sería loco pensar que nos vendrán ganas de buscar placer.
El embarazo es un estado que en la mujer impone fuertes cambios, algunos transitorios y otros definitivos (¡ser madre nos cambia la vida!). Es común que la embarazada comience a experimentar dudas, temores y angustia en relación a su bebe. Obviamente teñidas con el color del bagaje de creencias familiares... ¿Cómo será mi bebe? ¿Será sanito? ¿Cómo hacer para protegerlo? ¿Qué cosas podrían dañarlo? ¿Tener sexo le hará mal?
¿Y con los papás qué pasa?
Muchos no saben muy bien qué es lo que está pasando. En algunos se despertará un fuerte sentimiento de cuidado y protección hacia su ahora “frágil” compañera; otros verán en ella una madre y, según su historia personal, esto de amar con pasión a una madre puede sonar extraño. Es común escuchar:
“Desde que ella está embarazada me cuesta verla como amante”. “El bebé puede darse cuenta de lo que estamos haciendo”. “Si tengo sexo como antes puedo lastimar al bebé durante al penetración”. “Siento como si alguien nos estuviera observando”. “A medida que la panza crece siento más miedo de dañarlos”.
Estos son sólo algunos de los comentarios que solemos escuchar de los papás en relación al sexo durante la gestación. La intimidad (pilar fundamental del encuentro erótico) se ve invadida por otras demandas: sensaciones corporales nuevas, cambios físicos extraños, sentimientos de inseguridad.
La falta de ganas de tener sexo (el famoso DESEO) puede verse reemplazado con otras ganas, como la de recibir cuidado y protección.
Aquellas mujeres que vivieron la sexualidad anterior con mucho temor a quedar embarazadas, pueden experimentar mayor fluidez y libertad en los encuentros íntimos, cosa que a veces desconcierta a su compañero.
Algunas experimentaran el orgasmo con mayor plenitud o quizás por primera vez, ya que la pelvis y la vulva se congestionan y lubrican mucho más que lo habitual, sobre todo en el tercer trimestre, lo que facilita la respuesta orgásmica.
El cuerpo de la mujer va cambiando, pueden aparecer estrías, várices, cambios en el color y sensibilidad de los pezones, aumento de volumen de la mamas y pérdida de curvas. Esto puede tener influencias positivas o negativas en la imagen erótica que una mujer o un hombre tengan de sí mismos y del otro.
El aumento del tamaño del útero a medida que la gestación avanza pondrá limitaciones al movimiento y quizá pueda incomodar en determinadas posiciones.
Salvo que el médico indique lo contrario, no hay ningún impedimento para tener relaciones sexuales a lo largo de todo el embarazo.
Contraindicaciones médicas
* Amenaza de parto prematuro (segundo y tercer trimestre).
* Hemorragias genitales (se debe consultar de inmediato).
* Placenta de implantación baja cercana al cuello uterino (sobre todo en tercer trimestre).
* Rotura de membranas o pérdida de líquido amniótico.
* Infecciones genitales.
* Abortos espontáneos anteriores (durante el primer trimestre).
Algunas sugerencias
Tener sexo durante el embarazo debe ser cómodo y placentero. A medida que el embarazo avanza, buscar posturas que no carguen peso sobre el abdomen de la mamá.
Cada pareja podrá buscar a través del juego y la creatividad en qué posición se sienten mas cómodos. Por ejemplo: mamá arriba o posición de cucharita, con la mamá adelante.
Ser tolerantes ante la incomodidad que va apareciendo para ir recreando nuevas formas de contacto.
El bebé está protegido por el líquido amniótico y las membranas que lo recubren. Además, el útero crece dentro de la pelvis y la cavidad abdominal. Por lo tanto no puede ser dañado ni molestado en absoluto; muy por el contrario, una mamá feliz pasará sustancias químicas por la placeta que también harán feliz al bebé.
El embarazo es un buen momento para explorar otras formas de obtener placer que no sea el coito. El desconocimiento de las múltiples posibilidades que nos brindan nuestros cuerpos para sentir placer puede ser limitante en este momento donde un hecho fisiológico nos invita a explorar nuevas formas. Besos, caricias, masajes eróticos, sexo oral, brindan a los amantes el mismo gozo que el sexo coital.
Hablar con claridad y afecto, dejarse guiar por le goce y la comodidad de los cuerpos, relajarse y, fundamentalmente, no perder el sentido del humor y la creatividad.
Es muy importante que los papás participen activamente de los controles prenatales, cursos de preparación, charlas de información y visitas médicas donde podrán consultar todas las dudas y temores referentes al sexo.
Embarazo y parto son momentos psicosexuales que conectan a la mujer con su cuerpo y emociones, modificando la química de su cerebro para que ese momento de “dar a luz” sea una experiencia cumbre.
Sexo, parto y maternidad no son experiencias aisladas y problemáticas: son parte de una totalidad. Y es muy importante para nosotras poder conectarnos con el aprendizaje que se nos brinda, para el enriquecimiento de nuestras vidas como mujeres, madres y amantes.
Dra Sandra Magirena, médica ginecóloga y sexóloga
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